La periodista venezolana Ana María Carrano es actualmente editora de elDetector, la unidad de verificación de noticias de la cadena televisiva Univisión, la mayor de Estados Unidos y una de las mayores del mundo. El mes pasado, Ana María participó en varias actividades organizadas por este periódico, entre ellas un Taller con las editoras, una charla en la clase que escribe este semestre para la publicación y un panel con los estudiantes latinos de la Universidad Viterbo. A continuación la conversación que sostuve con ella vía correo electrónico.
¿De dónde eres?
Soy de Venezuela. Nací en Cabimas, un pequeño pueblo petrolero del occidente del país, y crecí en Maracaibo, una ciudad extensa y soleada, conocida por el calor extremo y por su gente extrovertida. Tenía 15 años cuando me mudé con mi familia a Caracas, la capital, donde viví hasta migrar a Estados Unidos.
¿Cómo fue tu infancia?
Pasé mucho tiempo compartiendo con mis hermanos y con los hijos de nuestros vecinos. En nuestro vecindario, era común jugar en la calle. De vez en cuando se iba la luz en mi zona y esas noches, mis padres en casa nos asustaban con cuentos de terror. A mi papá le gustaba enseñarnos a producir cualquier cosa; pues de alguna manera implementaba con nosotros su propia versión de “do it yourself”: aprendimos a producir queso, yogurt, a construir jardineras y hasta una mesa de ping-pong.
¿Cuándo te mudaste a los Estados Unidos y por qué?
Fui aceptada en el J.S. Knight Journalism Fellowship de la Universidad de Stanford en 2013 y me mudé a California con mi familia. El programa combina actividades de reflexión sobre el oficio con otros periodistas de Estados Unidos y otras partes del mundo. Permite asistir a algunas clases en la universidad y desarrollar un proyecto. Al terminar la fellowship, en 2014, conseguí un empleo y nos quedamos de manera permanente en Estados Unidos. Desde 2015 vivimos en Miami, Florida.
¿Qué hiciste para tu trabajo en Venezuela? ¿Y qué haces ahora?
Mi primer empleo fue en el diario El Nacional, en el suplemento cultural Papel Literario. Después pasé a coordinar las publicaciones en el Museo Jacobo Borges, una institución que proponía que el arte podía funcionar como elemento de transformación social. Luego coordiné libros sobre historia, gastronomía y patrimonio venezolano. Antes de venir a Estados Unidos, trabajaba en el desarrollo de proyectos digitales (websites y apps) en la Cadena Capriles, una empresa nacional de medios. He continuado relacionada con Venezuela a través de proyectos que dan visibilidad a la censura o a violaciones de derechos humanos. En Estados Unidos he trabajado en comunicaciones y mercadeo para galerías de arte y proyectos culturales; para la compañía de teatro GableStage; y actualmente, escribo sobre artes visuales para Artburst Miami y soy editora de elDetector, la unidad de verificación de datos de Univision.
¿Qué fue lo más difícil en la adaptación cuando llegaste aquí?
La migración es un proceso de varias etapas y cada paso, por pequeño que sea, puede resultar retador hasta que se supera. Diría que el trámite de buscar empleo me resultó complejo al comienzo porque nunca había redactado una “cover letter” hasta llegar aquí, pues no es algo que se requiera en Venezuela.
¿Hay algunas tradiciones que te gusta celebrar? ¿Tienen las mismas tradiciones que en los Estados Unidos?
En Venezuela es muy importante la Navidad. Es una celebración que me gusta porque en ella abundan las demostraciones de afecto a la familia y a los amigos. En todos los hogares del país se cena el mismo menú con muy pocas variantes: incluye la hallaca (una tamal de maíz relleno con un guiso de carnes, envuelto en hoja de plátano), la ensalada de gallina (con papa y zanahoria) y el pan de jamón. De Estados Unidos he adoptado con mucho gusto la celebración del Día de Acción de Gracias, pues me parece un festejo que reúne afectos y se centra en el agradecimiento.
¿Cuándo aprendiste inglés?
Luego de graduarme de la universidad, tuve la oportunidad de viajar a Boston y estudiar inglés. Eso me dio las bases para defenderme en el idioma. Al volver a Venezuela, me inscribí en varios cursos para mejorar la comprensión y el vocabulario. Sigo aprendiendo todos los días.
¿Qué te gusta más de los Estados Unidos?
Me gusta el profundo sentido democrático que tienen sus habitantes. También valoro la gran diversidad de su población.
¿Cuál es la gran diferencia entre Venezuela y EE.UU?
Hay muchas. En lo político y social, en Venezuela hay un sistema de gobierno que oprime la libertad de expresión y las libertades personales. En cuanto a la forma de relacionarnos, en Venezuela es más común que las personas expresen sus emociones abiertamente y haya más proximidad física, mientras que en Estados Unidos se valora la comunicación directa, menos emocional, y el respeto del espacio individual.
¿Qué te hace venezolana? Ahora que vives en los Estados Unidos ¿piensas que esto ha cambiado?
Además del hecho de haber nacido en Venezuela, mi forma de ver el mundo fue inicialmente modelada por la comprensión de la realidad que tuve a partir de los hechos históricos y personajes que me han inspirado desde mi educación en Venezuela. Mis recuerdos tienen las calles y los sabores de mi país. Sin embargo, aparte de tener mi país como punto de partida, hago un constante esfuerzo por buscar coincidencias con personas de otras procedencias y, generalmente, encuentro mucho en común.
¿Ha cambiado tu identidad cultural a medida que ha pasado más tiempo desde que llegaste a los Estados Unidos?
He cambiado en el sentido que he reflexionado en cómo quiero alejarme de la nostalgia y del esfuerzo por resaltar las diferencias culturales. Si bien todos tenemos un prisma cultural con el que vemos la realidad –en el que no sólo influye el país sino también la condición social y la estructura familiar– en esencia, la mayoría de los seres humanos tenemos anhelos y necesidades muy similares. Además, hay elementos que se vinculan con tu identidad, como los valores o intereses culturales, que no siempre se relacionan con el lugar de origen y que van cambiando con el tiempo. Creo que con la verdadera disposición a integrarse culturalmente, es posible sentirse identificado con otras personas en cualquier lugar.