No tengo las palabras para describir lo hermosa que es la ciudad de Zamora. Desde que llegas puedes sentir la historia y la cultura que está muy arraigada en el lugar. En los primeros días, cada cosa era nueva e interesante, había tantas cosas para hacer y experimentar.
Nuestra clase de español en el extranjero fue la más interesante de mi vida. La mayoría del tiempo la pasamos caminando alrededor de la ciudad. En cada ocasión, fuimos a un lugar nuevo con una rica historia y diferente. Mis lugares favoritos fueron la Catedral de Zamora, las murallas y la Plaza Mayor. Nos hospedamos al otro lado del río, en la Fundación Afonso Henriques, y tuvimos las mejores vistas que, al final, fueron lo más difícil de dejar en Zamora.
La cultura es muy relajada allí. Cada día nosotros vimos a muchas personas bebiendo en la plaza todo el día, excepto durante siesta. De las dos hasta las cuatro de la tarde, no hay nadie en la ciudad. Todas las tiendas y restaurantes cierran y es como una ciudad fantasma. Pero antes y después de la siesta, la ciudad tiene muchísimas personas. Cada día de la semana hay personas comprando en las tiendas y los supermercados y jugando fútbol, también caminando y hablando, comiendo y bebiendo.
Zamora es una ciudad muy activa. Personalmente, me encanta el número de actividades que hay y la relajación. Mis horas favoritas del día eran de las doce del mediodía hasta las cuatro de la tarde. Muchos días después de nuestra clase, nosotros fuimos a tapear. Las tapas son una parte muy importante en la cultura de España. Una tapa es una merienda o un aperitivo, algo pequeño para comer. Después de tapear, nosotros almorzamos, que es la comida principal, muchas veces el almuerzo son dos platos, la verdad es que comimos mucho.
Después del almuerzo se hace la siesta, mi parte favorita del día. La siesta es muy necesaria porque, a diferencia de La Crosse, allí se cena a las nueve de la tarde y la gente va a la cama mucho más tarde.
Muchas calles en Zamora son como un centro comercial grande. Hay librerías, zapaterías, joyerías, tiendas de vestidos, restaurantes. La arquitectura es moderna e histórica al mismo tiempo. Tienes una Zara y al otro lado de la calle una casa de nobles de los años 1200, en el siglo XIII. Hay mucha limpieza en las calles, hay flores en todos los lugares, arte, y se cuida el aspecto histórico. En Zamora hay mucho amor por la ciudad y se puede sentir en todas partes.
En nuestro corto tiempo en Zamora hicimos muchos amigos. Nos conectamos con un grupo de personas mayores con quienes pasamos mucho tiempo aprendiendo sus historias. También conocimos a otros estudiantes, unos de los Estados Unidos y muchos en las distintas universidades que visitamos. Igualmente conocidos a personas locales, con quienes aún mantenemos contacto.
En el mes que pasamos allí, Zamora fue como una segunda casa. Sé que hablo por mí y por todos los estudiantes en el viaje cuando digo que la ciudad siempre tendrá un lugar especial en nuestros corazones. Fue muy difícil irse de Zamora y ojalá volvamos.