Desde mi llegada a España, nunca habría imaginado el gran impacto cultural que sentiría después de una semana aquí. Estoy trabajando para obtener un título en español–o sea, castellano–pero sabía que mis estudios no me habrían preparado completamente para los sentimientos turbulentos que he experimentado hasta ahora.
Antes de venir para estudiar en el extranjero, tenía tantas preguntas, dudas, y ansiedad, especialmente porque no había volado a otro país. Debido a que salimos muy pronto después de los exámenes finales en primavera, sentí que no tenía tiempo para prepararme emocionalmente. Temí que no tendría oportunidades para hablar con mi familia o que no me gustaría la comida de España. Este miedo me dio mucho estrés durante los días de viaje, tanto que no noté los efectos del desfase horario porque de todas formas no podía dormir.
No quiero ser dramática, pero durante el primer paseo por la ciudad de Zamora, sentí como si estuviera en una película de fantasía. Seguro que estaba soñando. Después de mi primera siesta española, salí para andar por las calles. No tenía miedo del futuro, y no tenía miedo de cómo me veían, si parecía una turista o no. El único sentimiento era asombro. Pensé, ¿cómo es que hace un día yo estaba en mi casa en los Estados Unidos?
Andando por las calles antiguas y los castillos inmemoriales, me imaginé como una princesa transportada a través del tiempo. Las fotos que he tomado no pueden hacerles justicia a todos los miradores y sitios históricos que he visto. De verdad es un privilegio poder ver estos sitios cada día. Es maravilloso verlos después de estudiarlos y leer poemas y cuentos escritos en los mismos sitios. Ya sé que no podré visitar cada lugar histórico en España, pero de todas formas me parece increíble.
Soy una viajera en el tiempo y estoy deseosa por ver más de lo que ofrece este lindo país.